El crepúsculo, sin permiso
hurga prolijo en los rincones.
Aquellos en donde habitan
escondidos e inútiles recelos.
Lo hace en murmullo de pena
en hora gris y verdadera.
Entre las sombras de la noche
quedan miserias ya olvidadas.
No nos incumbe, hay historia nueva
que se yergue de nuestros labios.
Va encendida en un poema
con sentimiento sereno.
Callan música y el canto.
de aguas mansas, tranquilas
emergen nuestras palabras
con asombro, desde lo alto.
Somos ahora en el vértigo
agua, fuego intenso,
espejos que recrean vida.
Nada nos falta.
Oscar Néstor Galante
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