miércoles, 29 de agosto de 2012

YO TE OLVIDARÉ




Que no te duela.

Soy ya pasado, mujer, me fui en el tiempo

Ayer me amaste, me diste tu inocencia.

Yo aún te amo, mas pronto lograré

todo dolor, necesidad, carencia

ya no serán, mujer.

Te olvidaré.


Evocarán mis dedos tu piel seda

temblando, extraviaré tu ardor cobrizo.

no gozaré tu risa, tu suspiro liso

ni tu gemir final, cuando el placer te acceda.

Pero

verás, mujer,

te olvidaré.


Por otro llorarás, no beberé la gema

de tus ojos de ninfa, gato, armiño.

Perderé los fluidos de tu niño

cuando lleno de ardor tirita, trema.

Pero eso

mujer,

lo olvidaré.


Pero vete, mujer. Ya no te duelas.

Amanece feliz. Yo ya te olvido

No me mires. No me hables. Ya no seas

más que pasado. Abandona el nido.

Ya no llores por mí. Me basto sólo.

para sentir que fuiste lo que has sido.

Ya hasta olvidé tu nombre

Vete. ¡Vete!

Te olvidaré.


*****

Y yo

Merodearé los hielos más australes,

para enfriar el hambre de mi carne.


Horadarán mis ojos una espina

para nublar tu mirada cristalina.


Me volveré loco, idiota, lelo

para perder en el caos todo anhelo.


Y por fin, ya en la fosa mi conciencia

en el borde mohoso de la muerte.

Sin memoria, luz, vista, inocencia

Sin dolor ya,

por fin,

te nombraré.


Carlos Adalberto Fernández

¿Y SI PROBAMOS?



Estamos solos, en el bar.
No te conozco ni sé si me interesa
Mentir, gozar, "¡nos vemos!".
Me miras. Sé que piensas, harta de transa al paso
"Hoy no sexo one-shoot, mi hastío diario".
Cada vez desde más lejos, yo y quién sea,
Tú y un cualquiera.
Un espasmo y ya, y más desconocidos
Pues murió el interés, sobre un colchón.

 

¿Es que no hay esperanza?
¿Es que murió el futuro?
¿Sólo quedan rescoldos de un sentir humano?
Sólo un mortal aburrimiento, esferas ciegas
Derivando en el vacío...


 

¿Y si probamos?
La maravilla de un TU y YO, milagro eterno
Un recorrer el cielo y el infierno
En paseo de dos, uno en el otro, sueño con sueño
Conocer, entregar, recibir,
Explorar la infinita maravilla
Del encanto mutuo.
 
 

Somos Adán y Eva, y un nuevo paraíso.
La serpiente no está, entremos.
Te daré sólo un beso. Tal vez tres. Después veremos.
¿Quién sos? Yo soy... viajemos. El nuevo mundo espera.
Hay mucho que explorar, y sobra el tiempo.
¿Es cursi? No, es muy dulce
la delicia del ensayo lento, la danza leve del amor
bajo la nota aérea del cristal vibrando en armonías de dos almas


No me mires así.

 

Bueno. Subamos.


Carlos Adalberto Fernández