Abrigabas indolente tus certezas
muy dentro de tus ojos solapados.
Buscabas a los míos sin tristezas,
sabïas que estaban atrapados.
Como en un páramo, tu brisa
estremecida y con tu voz pegada
a mi oído, pues fue tal la prisa
que diste tu abrazo, desesperada.
Apenas con tu sí, mi sentimiento
creó la primavera florecida
cual manantial cayendo en el estío.
Y fue el sol, la luna, el viento.
¡ Con el sí atrapé fácil la vida
como un pez nadando en el río!
Oscar N. Galante
No hay comentarios:
Publicar un comentario