No han de morirse los besos,
que tantas veces nos dimos,
sabiendo que entre suspiros
eternizamos, los días.
Lo que con un beso inicia,
y de a poco, se convierte,
en incendio enfurecido,
un derroche de lo eterno.
A tu vértice me arrastras,
me hipnotiza tu ternura,
en frenesí de constancia,
solo deseo...!ser tuya!
No ha de perderse la vida,
anhelante de estrecharte,
el pudor queda a distancia
si mi cuerpo entero...!arde!.
Que este amor desinhibido,
nuestra pasión descarada,
haga eco en lo infinito,
y se perpetúe en tu almohada.
Gloria Eugenia Lemus.
14/01/2010
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