Intenté estimularte
con mis pobres palabras,
al notarte anoche ausente.
Quise darte una razón
para que tus pensamientos
fueran un vendaval .
Aquel que siempre arrebata
mi silente ser, mi débil voz..
Tu espléndida armonía
era pausada, como de cristal.
Mas reaccionaste al advertir
mi triste devenir.
Y tu voz de pajarillo cantor
se sumó a la noche de los dos.
Noble, sacrificada , fuiste llama
que brindó calor, una vez mas.
Brava, valiente, sacaste fuerzas
Y, como siempre, te olvidaste
de tus penas, de tus tristezas.
Soy una sombra que marcha contigo.
Y doy gracias por tenerte,
mujer de la luna y el mar,
tabla de salvación infinita.
Entonces te abrazo
y te llamo amor.
Oscar Néstor Galante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario