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Por la mañana tal vez
saque a pastar la cordura
hasta que ávidos y verdes de tréboles
lleguen tus labios:
jugosos frutos con dientes de pétalo y sangre
a ofrecerme una aurora de verbos besos sexo
de líbido y jazmín.
Será entonces cuando mi placer
en salvaje mordedura
desgarre la carne de las penas
-y en un abrir y cerrar de pasos-
yo alcance la altura de la noche
para hundir mis dedos
como raíces hambrientas
en la boca del deseo.
Patricia Ortiz
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