domingo, 1 de junio de 2008

La niña y el rio.


Un río de limpias aguas
y de rápidos torrentes,
baña su cuerpo turgente
sin el temor que la gente
vea tu cuerpo en beldad,
con lo bello de tu edad,
sin cumplir los diecinueve.

Un pastorcillo que pace
su ganado por la orilla,
con el agua se complace
y del trajín de la ardilla
guardando bayas salvajes.

Su vista se torna alegre
al mirar a aquel remanso,
y ver nadando a una diosa
con sus bellezas mostrando.

La niña muy azorada
por lo que aquí esta pasando,
se cubre con amapolas
y margaritas del campo.

Un coro de pajarillos
en su piar van contando,
la alegría de los niños
que unidos, se están besando.

EMILIO MEDINA MUÑOZ

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