
Busqué tus ojos durante tanto tiempo
impulsado por las fuerzas de mi mente.
Los ví llegar cual ladrones nocturnos.
Ahora no sé qué hacer con ellos.
Tienen los colores de la tarde
reunidos como un arco iris.
En la ceguera que poseen los míos
me invitan con su máximo esplendor.
Pero vengo caminando con mis trancos
desde lejanos senderos atravesados,
con mis huesos maltratados
y, definitivamente, no sé qué hacer con ellos.
Sólo sé que en la dulzura de tus ojos
cuando comienza a huír la noche
desaparecen las sombras y las penas
en las voces del día amanecido.
Oscar Néstor Galante.
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