
El amor que generosa
me brindaste tan espeso
ocupaba sin salir a mis bolsillos
ya vacíos de cariño.
Su presencia decidida y especial
al limpiar las nubes en el cielo.
se meneaba columpiando
nuestros deseos.
Ahuyentaba las nieblas
de los miedos.
Era aposento de dos
corazones indefensos
con sístoles sin
naufragio, sin desmedros.
Los abrazos sostenían
las jornadas transparentes
cual columnas
poderosas y enhiestas
de cimientos profundos
sin fisuras.
En fi, amor de antaño
que las maneras de hoy
desdeñan.
Sin disgresiones
casi estrepitoso
en su silencio.
Si hasta lo observé
salir de tu cuerpo
y del mío.
Oscar Néstor Galante.
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