
Repleto de luces y sueños sentía
a mi cuerpo cuando iba a verte.
Infinitas parecían las pocas cuadras
que se interponían entre los dos.
Tu mirada adivinaba mi llegada.
Tus narinas buscaban el oxígeno necesario.
Una sonrisa tierna enmarcaba el panorama
y el abrazo rotundo lo sellaba.
Primera novia, amor puro y noble
ni sé por dónde estarás ahora.
Pero esos instantes primigenios
se esculpieron en nuestra historia.
Un retazo eres anidado en mi memoria
como un evento que jamás se pierde.
Un trocito de alegría y de gloria
que aún reluce y en mi sangre hierve.
Oscar Néstor Galante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario