Vive mujer en mi arena
acércate a mi orilla
que soy fuego y luna llena,
te moldeo como arcilla.
Enciende las antorchas de tus ojos
y brilla por mi alma entera.
Llevo en ti mis antojos,
para siempre, hasta que muera.
Te buscan siempre mis manos
para quedarme a tu lado
y tener a tu calor
cuando el alba nos despierte.
Perteneces a otro mundo
porque fluye en mi sangre tu amor
como si formaras parte y rumbo
de mi alegría y mi dolor.
¿Eres la grandiosa llave
que abre todas mis puertas?
Como siendo ya la clave,
entusiasma y me despiertas.
Revélame tus noches más tiernas
desnúdame de miedos y asombros...
déjame oler tu perfume
y aleja las horas inciertas.
Eres aire que desliza libremente
cada pedazo de mi acerbo.
Como tizón encendido,
me quemas y aún me enervo.
Soy el agua a montones,
que te besa y que te hiere
como llama a borbotones
que tu nombre me confiere.
Fluyes lento y muy profundo
por las calles de mi vida
Siento que en ti me hundo
en tus labios, mi querida.
Tú eres búsqueda y yo ... encuentro.
En los pliegues de mi asombro,
dulcemente te nombro
y te llevo siempre dentro.
Clavada en mi corazón,
están tu sangre y tus besos
como letras de canción,
prendidas con embelesos.
Sigue en mi alma,
con claro agrado,
y en calma, agrega
tu dulce desenfado.
Ahora nos pertenecemos
como la abeja a la miel.
Como siempre nos queremos,
desde la médula a la piel.
Oscar Néstor Galante
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