
Es así,
como van diciendo tus manos
sobre mi piel:
asiéndose
por donde despuntan versos
que sobre nadie se han hecho noche
en pensamiento, obra o palabra;
agarrándose a mis verbos de único destino,
sin antelaciones existentes
y de exactas horas sin andarse:
así,
resistiéndote al detener del mundo
que cabe y te obsequio en un beso, en un roce sin voz
o en el renacer del agua
a partir de manantiales desde los que ninguna boca
ha bebido: así, en este darnos sin descubrir,
nos vamos concibiendo refugio, salvación e impaciencia,
para los días que aún se nos revelan en ilesos augurios.
Issa M. Martínez Llongueras
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